viernes, 15 de agosto de 2014

VIDA DE CESAR VALLEJO



Hola:
te  doy la mas cordial bienvenida a mi blog, un medio para hablar sobre su vida y obra de Cesar Abraham Vallejo Mendoza, uno de los poetas mas humanos y grandes de la literatura del Perú.






"Yo había nacido un día Dios estuvó enfermo"                                                                                César Vallejo           




“santiago de chuco, pintoresco pueblo serrano: multitud de casas pequeñas con sus  blancas paredes y techos rojos, de alegres campiñas y cerros colorados, pueblo, en fin, como muchos otros, da al perú un hijo como pocos.
Es césar Abraham vallejo, nacido en marzo de 1892, último hijo del  de don francisco vallejo y de doña maría de los  mendoza, amorosos padres de 11 descendientes, de los cuales césar era el menor, de allí que en el ambiente  se le llamase “shulca”, palabra quechua que significa el último.

La  familiar, amplia y de dos pisos, estaba ubicada en la calle colón del barrio de cajabamba.


 un portón, y luego un pasadizo nos conducen al . hay en él un patio empedrado; vistosas flores y largas enredaderas trepan por los pilares y en una de las paredes de la sala, en grandes retratos, están grabadas las figuras de don francisco y maría de los santos, padres del poeta. desde la acogedora casa se puede ver el cementerio de santiago de chuco. muchos de los antepasados y parientes del poeta reposan allí el descanso eterno.De la infancia de  niño, pocos son los recuerdos que logran mantenerse; los años, los , y otras circunstancias afines, hacen que  olvide aquellos días felices de la niñez. vallejo no podía ser la excepción. de sus primeros años apenas quedan algunos recuerdos  para la posteridad, una que otra anécdota del pequeño césar, o algunas palabras como éstas: “este mi hijo llegará lejos”, profecía de don francisco vallejo que resultó cierta; césar, su hijo, llego muy lejos. travesuras, tenía que haberlas, de ellas ésta es una de las más recordadas: el futuro poeta ayudaba a su madre a preparar el pan en el horno familiar. “césar atizaba el fuego con gran energía, a la vez que aprovechaba en sacar panes a escondidas, los guardaba bajo su almohada y llegada la noche se los comía. cuando lo sorprendieron en uno de sus “banquetes”  nocturnos, dijo: “estoy soñando que estoy comiendo el pan que hemos amasado hoy”.


  césar de pequeño, deseaba llamarse como su padre:“me llamo pancho villa” y se ejercitaba con los números:“ocho más uno igual nueve”, ocho hermanos mayores conocidos más él, sumaban nueve. número, como otros tantos, recordaba en su poesía a la del pan, del llanto y de la oración. el hogar, humilde y sencillo, era también profundamente religioso. el recuerdo de los abuelos obispos movía a la devoción y al ruego. césar, por ser el menor, sería el escogido por sus padres para vestir los hábitos sacerdotales. era una distinción que  el futuro poeta no podía renunciar. tenía que ser sacerdote cuando fuera grande: “voy a llevar la mitra en la cabeza”, decía constantemente.
lo narrado es todo lo que podemos decir de la infancia de “este niño de alma pura que retozó en el patio de la casa y descansó su fatiga en el poyo amigo”. el resto de la historia infantil se ha perdido en el olvido”.    
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